La metodología de gestión de proyectos AGILE ha ido adquiriendo cada vez una mayor importancia en la gestión de proyectos. Este método iterativo, enfocado al cliente, donde se realizan entregas cíclicas y se documenta cada parte de cada proyecto, otorga una importancia capital a la adaptación y la colaboración entre las partes.
Su contraste con los métodos tradicionales plantea que muchas empresas se planteen implementarlo, especialmente en el sector servicios, ya que les proporciona una mayor flexibilidad y es clave para lograr una mejor adecuación a las necesidades del cliente.
¿Estás interesado en adoptar una metodología AGILE en la gestión de tus proyectos empresariales? A continuación te mostramos las diferencias entre este modelo frente a las estrategias tradicionales.
¿Qué es la gestión de proyectos tradicional?
Los proyectos tradicionales están enfocados en una exhaustiva planificación de procesos, donde los elementos capitales son el cálculo del tiempo, alcance y costes. Las empresas buscan encontrar un punto de equilibrio entre estos elementos para poder minimizar los costes y el tiempo de entrega, pero desde una perspectiva rígida, sin entregas cíclicas y asumiendo un mayor riesgo.
Las metodologías tradicionales de gestión de proyectos presentan múltiples problemas. Se trata de procesos lineales, no sujetos a cambios ni adaptaciones, en los que no hay una comunicación y una colaboración continua entre las distintas partes del proyecto, lo que muchas veces puede generar retrasos o grandes desviaciones en los costes o en el tiempo de entrega. Como consecuencia, existe un mayor riesgo financiero y operativo que en los proyectos AGILE.
¿Qué es la gestión de proyectos AGILE?
En la gestión AGILE de proyectos se asume un enfoque completamente distinto. Se busca maximizar la colaboración, se determinan los roles de cada persona en el proyecto y se utilizan herramientas en común para facilitar la comunicación.
En este sentido, es de capital importancia elegir un software de gestión de proyectos en el que se puedan centralizar los datos, con el que se puedan elaborar presupuestos y gestionar los costes de cada proyecto para evitar desviaciones. Una herramienta, en definitiva, que permita facilitar la colaboración y ayude a desarrollar un proyecto desde una perspectiva AGILE.
Los proyectos están sujetos a cambios y modificaciones y puedan adaptarse al cliente a medida que avanzan, y en lugar de hacerse una única entrega, se realizan entregas cíclicas.
Principales diferencias entre proyectos ágiles vs. tradicionales
Hemos visto la diferencia en el enfoque de la metodología AGILE de proyectos y la metodología tradicional. Fundamentalmente, la distinción estriba en el nivel de adaptación y comunicación, así como un enfoque completamente distinto y algunas diferencias clave en el control sobre el tiempo y los costes.
Veamos punto por punto en qué se diferencian.
Flexibilidad vs. rigidez
Como hemos visto, la metodología AGILE es mucho más flexible que la metodología tradicional, porque está orientada a facilitar la adaptación y se establecen diferentes ciclos en los que se producirán distintos niveles de entregas iterativas.
Comunicación y colaboración
El método AGILE aplicado a la gestión de proyectos da una importancia esencial a la comunicación entre las distintas partes implicadas en el proyecto. Hay que asegurar una perfecta colaboración entre las partes, tanto a nivel interno como también con el cliente.
Enfoque en el cliente vs. enfoque en los procesos
El enfoque AGILE está orientado al cliente, mientras que los proyectos tradicionales se realizan desde una perspectiva enfocada en los procesos. Mientras que en un caso se busca que el cliente quede satisfecho y se trata de buscar la máxima colaboración a lo largo del proyecto, desde una estrategia tradicional se pone el acento en el procedimiento para alcanzar el objetivo, aunque por el camino puedan producirse desviaciones operativas o financieras que incrementen considerablemente los costes.
Control y planificación
Las empresas que adoptan una gestión AGILE ponen el foco en el control, pero garantizando que exista una cierta flexibilidad y adaptabilidad. Por su parte, la gestión de proyectos tradicional se enfoca en la planificación y está menos sujeta a cambios.
¿Cuándo elegir una metodología ágil vs. una tradicional?
La metodología tradicional puede seguir siendo útil en proyectos que sean fácilmente paquetizables, donde se sigan unos procesos rígidos y el riesgo de desviaciones en los costes no sea elevado.
Sin embargo, en muchos proyectos de cierta envergadura, como los llevados a cabo por empresas de construcción o ingenierías, es de gran importancia implementar una metodología ágil, orientada al cliente y con un enfoque iterativo para reducir el riesgo y garantizar la satisfacción del cliente.
¿Cómo saber cuál es el enfoque correcto para tu proyecto: AGILE vs. tradicional?
El enfoque correcto a la hora de determinar la metodología que se debe utilizar en un proyecto debe partir de un conocimiento exhaustivo del negocio y del tipo de cliente.
Los proyectos que están sujetos a cambios y que suponen cierto nivel de riesgo, un enfoque AGILE permitirá reducir dichos riesgos, por lo que las empresas pueden así tener un funcionamiento más adaptado al cliente, de manera que se le pueda aportar el máximo valor.
Herramientas que pueden ayudar en la gestión de proyectos AGILE
Lo ideal en la gestión de proyectos en las empresas es que se utilice el método más idóneo y que pueda reducir los riesgos y maximizar la rentabilidad. Hoy día hay que tener en cuenta que los proyectos AGILE son la mejor opción, a medida que disponemos de herramientas digitales que facilitan el trabajo en equipo y la colaboración.
Tengamos en cuenta también que, con un ERP de gestión de costes y proyectos, como la solución Solmicro ERP Proyectos, de Zucchetti Spain, las empresas pueden facilitar el control sobre las distintas tareas que van desarrollando, evitar las desviaciones económicas que puedan repercutir en pérdidas y facilitar la gestión de los distintos roles de equipo, la gestión de los entregables y el alcance de los objetivos.